Según estadísticas del Ministerio de Salud, el consumo de tabaco produce más de dos docenas de enfermedades que a su vez, provocan anualmente la muerte de más de 15 mil personas en Chile.
Las enfermedades que tienen alguna vinculación con el consumo del tabaco se agrupan principalmente en tres grandes grupos:
Primero, las cardiovasculares como por ejemplo, cardiopatía coronaria, aneurisma de la aorta abdominal, accidentes vasculares cerebrales y la enfermedad vascular periférica obstructiva, que en conjunto, son responsables de más del 60 por ciento de las muertes que provoca el cigarrillo.
La segunda, el cáncer; y no sólo de pulmón, que es actualmente el más frecuente y conocido, sino también de boca, lengua, laringe, estómago, páncreas, vejiga, cuello uterino, en la mujer, y también algunos tipos de leucemia.
Y por último, las patologías respiratorias, entre ellas la más importante es la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que se conoce popularmente como enfisema pulmonar.
En general, estas patologías no matan de inmediato, sino que son invalidantes, ya que las personas van disminuyendo sus capacidades físicas y empeorando su calidad de vida. Además, son enfermedades muy caras y la única manera de evitarlas es la prevención, porque cuando el daño que provoca el tabaco ya está hecho es irreparable.
También son muy importantes los daños que provoca en el embarazo, tanto en la mujer como en el feto. El humo del tabaco disminuye el aporte de oxígeno y nutrientes al feto en desarrollo y, por lo tanto, al nacer, pesa menos. Las mujeres fumadoras tienen mayores riesgos de aborto, parto prematuro, placenta previa y desprendimiento de placenta prematura. Además aumentan las posibilidades de morbimortalidad del recién nacido; en promedio pesan 220 gramos menos que los de una madre que no ha fumado y existe mayor riesgo de muerte súbita.
En cuanto a tratamientos para dejar el hábito, los que mejor resultado han tenido son los que combinan el enfoque psicológico, con técnicas bastante sencillas de terapia cognitivo-conductual y la farmacología adecuada.
Los fármacos que más se han usado en el mundo son los sustitutos de nicotina como parches, chicles, inhalador nasal o bucal y pastillas.
En la terapia de tipo conductual, se enseñan distintas técnicas simples para ir desarraigando el consumo del tabaco de la vida cotidiana. Para ello, hay que dejar de hacer las cosas que lo invitaban a fumar y anotar los hábitos. Con eso se trata de diminuir el consumo de cigarros hasta que llega “el día D”, cuando la persona ya no consume ni un solo cigarro.
Agosto 21st, 2010