Estamos bien en el refugio los 33

Diecisiete, en el diccionario de los números, es signo de esperanza. Diecisiete días habían pasado, desde el 5 de agosto cuando, un derrumbe en el yacimientos cuprífero- aurífero de San José, a 70 kilómetros de Copiapó en el norte de Chile, “sepultaba”, a 800 metros de profundidad a 33 mineros.
La angustia de 33 familias, se traslado a un sector laboral, los mineros, a 33 familias, a una ciudad y a todo un país. Pero los hechos fueron más allá: al mundo entero.
Los primeros intentos de salvataje provocaron nuevos derrumbes complicando la situación de esas 33 vidas y las angustias de padres, esposas, hijos y amigos que, en las cercanías de la misma mina levantaron una ciudad de emergencia , hacían eterna vigilia.
Algo importante de los que esperaban fue el hecho de no perder jamás la fe y la esperanza, “esa dulce enfermedad de la esperanza”, como dice un autor.
Unamuno, el escritor, poeta y filósofo español señalaba “no creamos sino en lo que esperamos, ni esperamos sino lo que creemos”. La familia de los 33 “sepultados” jamás dejó el lugar. La mirada, esa mirada de angustias y sueños, estuvo fija en la mina, las máquinas, esas máquinas abriendo la brecha que buscaban la vida, y también en el cielo. Las oraciones eran un rosario de ruegos.
Muchos tenían fe, alguien dijo que es lo último para perder en la existencia, pero, también todos, lo consideraban muy difícil.
Para abrir el mundo nuevo bastaron veinticinco letras y un número: “Estamos bien, en el refugio, los 33”, Ese anuncio llego en seis palabras y un número. Un mensaje con nuevas perspectivas. Con muchas ilusiones.
Se logró introducir a 800 metros una cámara y se divisaron luces de cascos mineros protectores, y también un rostro de solo 19 años, ubicado por sus parientes como Jimmy Sanchez. Se hacia realidad un sueño pero…
Si, hay un pero y de mayor espera. Un proceso largo para llegar hasta la extracción de los 33 trabajadores. Los más entusiastas aseguraron para un final totalmente feliz, de unos tres meses. En esos tres meses la vigilia seguirá, ahora, con mayores ilusiones. El primer paso, ubicarlos, ya se dio. Se está trabajando por recuperarlos. Todo depende de lo que Dios también tenga ya decidido. Ayudemos con la oración.

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